Todo lo que se escapa del espacio y queda fuera, contribuye a la emoción y la reflexión. Cuando se esta ausente de acción, esas largas pausas, son momentos de suspense en contraste a la aparición de todo.
Observando la nada y creando así incertidumbre donde no hay ni pasa nada.

Y contrariamente no miramos dentro que es donde pasan cosas reales.